La sabiduría de los animales Parte 1

Siempre he creído que los animales con los que convivimos son grandes maestros con paciencia infinita, ¡no creo que existan profesores que aguanten tanto sin perder los nervios!

Nuestros animales nos acompañan en nuestra vida, se acomodan a nosotros, nos dejan de ver como animales peligrosos para vernos como parte de su entorno social, o para verse ellos como uno mas de nuestra familia, esto tiene su lado bueno y su lado no tan bueno, por una parte humanizamos a los animales haciendo suyas nuestras necesidades humanas y obviando las propias de ese animal, hábito al que se acostumbran y adoptan como propio con frecuencia perdiendo parte de su autenticidad. Sin embargo, su esencia animal, su instinto mas natural siempre permanece, y eso implica el uso de los sentidos, las emociones y el instinto como guía principal, y es justo ahí donde comienza su lección de vida para nosotros, simples humanos.

Lo mas habitual es tener animales como perros, gatos, roedores, pero también cerdos, caballos, vacas, cabras, incluso gallinas… la variedad es amplia, sin embargo hay una característica común en todos ellos, son animales sociales de manera natural viven en grupos, y tiene todo el sentido porque buscamos la interacción con estos animales, y claro que hay gente que tiene una tarántula, o un pez como mascota, pero seamos honestos, no es precisamente por la compañía.

Somos animales sociales, sentimos la necesidad de pertenecer a un “clan”, de ser útiles mas allá de nosotros mismos, sentirnos arropados y abrigar a otros, y esta necesidad se cubre fácilmente con los animales ya que son auténticos, honestos y leales, ¿o acaso has visto fingir emociones a un animal? ¿has visto mayor y mas sincera alegría que la de tu perro cuando vuelves a casa? Aunque solo haga dos minutos que te fuiste, ni la pareja mas amorosa ni el progenitor mas dedicado consigue ese grado de exaltación, y a ti como humano con ego te hace sentir miembro de ese exclusivo club que es TU tribu.

En la convivencia cotidiana con tus animales, sean los que sean, mas allá del disfrute que ofrece esa lealtad incondicional, o el bienestar que aportan disminuyendo tu nivel de estrés y mejorando tu sistema inmunitario como han demostrado diversos estudios, la simple observación de su comportamiento se convierte en una fuente inagotable de sabiduría, veamos algunos:

  1. La famosa atención plena, ¡tienen un master en mindfulness! Su única preocupación es lo que sucede en el momento, si están de paseo lo disfrutan, si están en casa descansan tranquilos, si nos ven llegar con la comida se alegran… pero no se pasan el día planificando lo que está por venir, porque ¿para qué? lo mismo viene que lo mismo no, o viene otra cosa… Y con lo que vengan pues ya decidirán qué hacer, ¡bendita lección de tranquilidad mental!
  2. El pasado es fuente de aprendizaje, no de cargas y descalabros emocionales. Cualquier animal aprende de las experiencias pasadas sin culpa ni rencor, no lo estará dando vueltas a la cabeza por días o meses, ni mucho menos se comparará con otros por lo que hizo o no hizo.  Simplemente extraerá la lectura útil: esto es peligroso, esto es divertido, esto es apetitoso… para repetir o no la acción. YA está. Desde luego ni se plantean el concepto de fracaso, solo usan el de “esto es lo que aprendí y así lo puedo aplicar”. Toda una lección de vida.
  3. Disfrutan de las pequeñas cosas, no son ambiciosos mas allá de sus necesidades ¿para qué? la misma pelota vieja sigue rodando y dando alegrías, el mismo muñeco raído sigue volando cuando lo tiran, la misma pradera sigue escondiendo aventuras, el mismo lodo sigue ofreciendo esa calidad de rascado sin igual… y sobre todo, la misma compañía, sus compañeros de vida y juegos, sigue siendo inestimable para ellos. Saben lo que es importante.
  4. Respeto, todos los animales sociales vienen con unas normas de socialización inherentes a su especie, y aprenden a respetar las normas y el espacio de sus compañeros de clan a lo largo de su infancia y adolescencia, de ahí la importancia de que los animales domésticos socialicen desde pequeños para que aprendan las señales propias de liderazgo, sumisión, posición, respeto, permiso… Los humanos con demasiada frecuencia damos las cosas por sentadas en función de cómo vemos nosotros la situación, y los choques culturales o inexactitudes en la comunicación generan grandes conflictos. Los animales lo tienen claro: piden permiso y atienden a las respuestas, y marcan sus límites de manera clara e inequívoca.
  5. Liderazgo al servicio del grupo. Los animales no tienen ego, no se sienten juzgados por sus semejantes, como ya hemos dicho no se comparan con otros, por lo tanto no tienen la necesidad de sentirse validados por los demás, saben qué pueden aportar al grupo, lo que tienen que hacer y por lo tanto cual es su papel, y eso no les hace sentir inferiores ni superiores, porque simplemente son. Como muestra, en los caballos el liderazgo es dinámico, es decir, el que tiene la mejor información y por lo tanto solución a la situación a afrontar, es el que asume el liderazgo en ese momento, y el resto de la manada lo sigue sin poner en tela de juicio su capacidad, si ha tomado el liderazgo es por el bien del grupo, por ejemplo, si están en prados agostados la yegua de mayor edad probablemente dirija a la manada a prados mas frescos, por su experiencia conoce el camino, si los depredadores atacan a la manada, los machos más fuertes defenderán a la manada, pero si es un joven el que percibe el peligro y mueve a la manada, nadie lo dudará por ser aun inexperto, si comunica peligro es que lo hay. Los animales no quieren aparentar, simplemente son.

Podría seguir enumerando comportamientos de los animales que los humanos hemos olvidado en pos del raciocinio… y es que nuestro sistema racional nos ha permitido enormes avances, pero con frecuencia esa gran herramienta se convierte también en nuestro enemigo.

En próximos post comentaremos cómo podemos apoyarnos en nuestros amigos animales para comprender mejor nuestras emociones y conductas para así facilitar su correcta gestión.

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