¿Sabes cómo cazan a los monos en la India? Es un método muy sencillo pero muy eficaz. Y tiene mucho que ver con el título que acabas de leer. Los cazadores saben cómo actúan los monos y se aprovechan de ello para darles caza.
Colocan una caja enorme llena de comida en la que la única forma de acceder a ella es a través de un estrecho agujero por el que sólo cabe el brazo de un mono adulto.
Entonces los monos atraídos por el olor de la fruta y por su naturaleza curiosa se acercan a la caja y rápidamente introducen su mano en ella. Comprueban ansiosos que dentro hay un manjar muy preciado para ellos. Fruta fresca.
Entonces agarran con fuerza una de las frutas y justo cuando intentan
sacar su brazo para huir a un lugar seguro con ella se dan cuenta de
que no pueden sacar el brazo al tener la pieza fuertemente agarrada con
su mano.
Es justo en ese crítico momento cuando aparecen los cazadores que habían
permanecido escondidos y entonces ocurre algo sorprendente.
El mono rápidamente se percata de que está en peligro y en lugar de soltar la fruta y salir huyendo para poner a salvo su vida se queda intentando tercamente sacar su brazo de la caja sin soltar su botín. Al sostener en su mano su preciado botín es imposible que pueda sacar su brazo a través del estrecho agujero.
Tras forcejear nerviosamente con la caja durante unos cruciales segundos finalmente los cazadores se abalanzan sobre él dándole caza.
De esta manera tan aparentemente absurda muchos monos son atrapados. Cuando solamente tenían que soltar la fruta y huir se enganchan a su trofeo de la misma manera que los seres humanos nos aferramos a nuestra razón.
Nos aferramos a nuestros puntos de vista creyendo que son los únicos
válidos sin darnos cuenta del precio que pagamos por ello en nuestras
relaciones, de pareja, familiares y laborales.
No somos capaces de tomar perspectiva de las cosas y nos centramos
únicamente en nuestros argumentos tan intelectualmente bien montados,
argumentos que nos llevan a pelear por mantener nuestra posición por
encima de cualquiera.
Con esta metáfora quiero regresar de nuevo al título de este
artículo. Tenemos dos opciones, tener razón o ser felices, porque ambas
opciones son incompatibles. Tienes que elegir.
Jamás podrás sacar el brazo de la caja si no sueltas la fruta. Y
entonces creerás que estás ganando una batalla porque tienes tu preciado
trofeo bien agarrado pero en el fondo el precio que estás pagando es
muy alto.
Y casi sin darte cuenta empiezas a discutir constantemente con tu
pareja por vuestros diferentes puntos de vista, y la relación se va
volviendo más gris poco a poco.
Ya no hay tanta complicidad y hasta las decisiones más sencillas se
vuelven complicadas. A la más mínima chispa estalla un gran incendio,
cada mirada y cada tono de voz se vuelven dardos envenados y buscas
consuelo en amigos o familiares para reforzar aún más tu punto de vista.
Les cuentas todo lo que esa persona hace mal, todo lo que no tiene en
consideración, lo descuidada que es… y acabas sencillamente siendo
infeliz.
Para cuando quieres darte cuenta ya es demasiado tarde y la relación está tan contaminada que ya no tiene salvación. Exactamente igual que el mono, que para cuando quiere darse cuenta de su empecinamiento ya tiene a los cazadores encima.
La diferencia entre los seres humanos y los animales es que nosotros tardamos mucho más en aprender las lecciones y a lo largo de nuestra vida metemos la mano en varias cajas y tiempo después nos preguntamos qué fue lo que salió mal. Y desde nuestra falta de perspectiva nos preguntamos cosas como: ¿Por qué me tocan a mí siempre este tipo de personas?
Y entonces nos convertimos en víctimas de una historia que nosotros mismos hemos creado.